Al llegar a SANTOÑA, andamos un poco y nos metemos en un bar a tomar un café y unas magdalenas. Pierre, va a correos para enviar unas cosas a Francia. Yo sigo caminando solo, bordeando el Penal del Dueso. Llego al desvío que hay que coger para ir a NOJA y veo a Pierre que ha tirado por la carretera
Nos adentramos por un camino estrecho que acaba en una cuesta de arena de más de 100 m de altura. Desde allí arriba hay una vista magnífica de la playa de BERRIA. Subimos un rato más y pasamos al otro lado del monte y vemos la playa de NOJA. Tremenda, con infinidad de rocas negras asomando del agua. Llegamos a mitad de la playa y decidimos darnos un baño, el agua estaba estupenda, aunque el día estaba nublado.
Aprovecho para secar la ropa que llevo mojada dos días en la mochila.
Ya somos 7 los que vamos juntos. Al rato, vemos a dos más que se habían adelantado y se une a nosotros. Cuando llegamos a BAREYO, nos separamos otra vez. Unos siguen hasta GÜEMES, otros se quedan a comer bajo el indicador del albergue y nosotros vamos al camping a comer algo.
Luego nos dirigimos al albergue y en el cruce se despide Pierre que quiere seguir hasta SOMO. Cuando llego al albergue, me sellan la credencial y después de ducharse, ayudamos a preparar la cena. Unos encienden el fuego de la chimenea, otros pelan patatas, otros cortan lechuga y otros riegan las plantas. Mientras la hospitalera va preparando la cena. La cena es a las 8:30 en punto. Nos sentamos 18 a la mesa. Sirvieron una sopa muy rica, ensaladilla rusa y de postre peras del árbol. Luego de cenar nos sentamos en una sala en círculo y nos dieron una charla sobre el albergue y lo que intenta hacer el padre Ernesto con este atípico albergue.
El precio es la voluntad. Hay que tener en cuenta que con lo que dejamos nosotros, preparan la comida del que viene
No hay comentarios:
Publicar un comentario